Actualmente el  número de países en el mundo  es de 200;  en ellos  habitamos aproximadamente

7 400 millones de habitantes (7 400 000 000). Cada uno generamos en promedio 1.4 kg de basura al día,

lo cual significa que  en  un  año se  producen del orden de  3,800 000 millones  de kilogramos de basura

(3 800 000 000 000) a nivel mundial y esta cantidad, crece y crece más rápido que la tasa de urbanización

en el planeta.

 

De acuerdo al informe del Banco Mundial (BM) “What a Waste: A Global Review of Solid Waste Management”, las ciudades producen más desperdicios inútiles de los que pueden manejar.

 

La tendencia actual es que no haya basura, que todo lo que sobra de cualquier proceso se aproveche y se convierta en residuo reutilizable o se recicle. Antes de comprar,  reflexionemos qué se va a ir directamente a la basura, ya que de manera consciente o inconsciente la estamos generando.

 

Pero ¿Qué es la basura?

 

La basura son todos los restos de las actividades humanas que ya no resultan útiles a quienes los usaron.

 

Los residuos son aquellos que si bien son basura, pueden tener una segunda vida, ya sea reutilizándolos o reciclándolos, por ej. envases de plástico o de vidrio, metal y latas, bolsas plásticas, trapos y ropa, papel, cartón, envases de cartón y la basura orgánica.

 

La OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) define los residuos como aquellas materias generadas en las actividades de producción y consumo que no han alcanzado un valor económico en el contexto en que fueron producidas, debido a dos causas principales:

 

  • Carencia de una tecnología actual para su aprovechamiento

 

  • Dificultad de comercialización de los subproductos recuperados.

 

Esta última causa puede tener a su vez varios motivos, tales como el elevado costo de los materiales recuperados frente a las materias originales que no compensa la inversión, carencia de mercado para los materiales obtenidos, o rechazo del público hacia el producto generado.

Los desechos son parte de la basura que no es reciclada, ya que carece de utilidad o valor; pueden ser productos contaminantes o tóxicos, como por ejemplo la basura hospitalaria, la radiactiva, y los vertidos y materiales sólidos de las diferentes industrias, medicamentos, incluyendo además, a los desechos espaciales que provienen de objetos artificiales, o parte de ellos, que se encuentran en la órbita terrestre y carecen de uso alguno.

 

 

La cantidad y el tipo de basura depende de cada región o país, pero el consumismo y el número de habitantes están relacionados con la cantidad de basura que se genera. Lo anterior, junto con el deficiente manejo que se hace con los desechos (quemas y disposición en tiraderos clandestinos al aire libre, vertederos de basura ineficaces, rellenos sanitarios mal planeados, etc.) y quienes sin ninguna consideración tiran su basura en la vía pública, provoca problemas tales como la contaminación, problemas de salud y daño al ambiente, además de originar conflictos sociales y políticos.

Antes de convertirse en basura, tanto los desechos como los residuos, han sido materias primas o productos terminados en cuyos procesos se han utilizado grandes cantidades de energía y agua  por lo general procedentes de países en desarrollo. Sólo 7 países, que son únicamente el 21% de la población mundial, consumen más del 50% de los recursos naturales y energéticos de nuestro planeta.

 

Los principales datos que se tienen de la basura en América Latina vienen principalmente de México, donde la mayoría de la basura que se tira minuto a minuto va a dar a lo que comúnmente se le llama relleno sanitario.

 

Pero y ¿Qué hay con los nanomateriales?

 

La nanotecnología consiste en el diseño y la producción de estructuras u objetos muy pequeños, inferiores a 100 nanómetros (100 millonésimas de milímetro), conocidos como nanomateriales. Estos se utilizan para mejorar el desempeño de una gran cantidad de productos, desde neumáticos y raquetas de tenis hasta baterías de teléfonos inteligentes, desodorantes y acondicionadores para el cabello, medicamentos, etc.   

 

De acuerdo a las propiedades características de los nanomateriales, estos pueden penetrar con mayor facilidad la piel y a las células de los compuestos más grandes, implicando la posibilidad de riesgos para la salud y el medio ambiente, incluyendo cáncer pulmonar, efectos tóxicos en el sistema nervioso, entre otros y sus propiedades antibacteriales podrían dañar los ecosistemas, por lo que se requiere una evaluación de riesgos especializada.

 

Este tipo de desechos ya están apareciendo en los procesos de reciclaje y eliminación de residuos cuando los productos llegan al final de su vida útil, e irán aumentando con la continua creación de artículos que los contienen. La basura o aguas residuales pueden contener diversas formas de nanomateriales, los cuales son difíciles de caracterizar y cuantificar y cuya toxicidad aún no se entiende completamente.

 Y para tener en cuenta...

Nuestro actual modelo de vida supone un gasto de recursos naturales y energéticos cada vez más creciente e insostenible. Las formas industriales de producción y consumo masivos están generando de manera progresiva la destrucción del PLANETA, cuyos efectos son claramente perceptibles: aumento de la temperatura, agujero en la capa de ozono, desertificación, acumulación de residuos radiactivos, extensión de enfermedades como el cáncer o la malaria, insalubridad del agua dulce, inseguridad alimentaria, agotamiento de los recursos renovables y no renovables, etc.

 

¿De cuántas maneras y dónde, cada uno de nosotros generamos basura?

Cuidemos nuestro planeta, es el único que tenemos!!!

*Consultoría en Producción más Limpia y Eficiencia Energética

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